En los últimos días, las redes sociales han dominado la arena de temas a discutir, pues han protagonizado un sin fin de eventos sin precedentes, desde la censura al presidente de los Estados Unidos, los cambios en políticas de privacidad que han generado migraciones masivas de usuarios entre plataformas, la polarización en temas políticos de nuestro país y más recientemente, el gran golpe efectuado por usuarios de Reddit en contra de Wall Street.
Resulta evidente que las redes sociales tienen un alcance distinto al de las otras compañías, pues por un lado son simples entes privados, como cualquier restaurante o tienda; pero a su vez tienen alcances que solo ellas gozan, como lo es el recoger el sentir de la población en general, así como casi dominar las telecomunicaciones en la actualidad, llegando al punto de desplazar al radio y a la televisión.
De igual manera, las redes sociales han “madrugado” al Estado y sus regulaciones, ya que al ser invenciones privadas y sucedidas en una era en la cual el Estado es pequeño y no tiene gran participación en la producción de bienes y servicios, han rebasado los marcos jurídicos creados por los órganos legislativos, y han reemplazado al Estado en una de las tareas más importantes, informar.
Entonces, nos topamos con la realidad que, las redes sociales son un poder fáctico más; con el capital de las grandes corporaciones, pues eso son, alcances exclusivos a los cuales no puede entrar el Estado, similar a lo que hace la religión, y por último, se ha encargado de suplir al mismo Estado en “garantizar” el acceso a la información, dando pie a que existan enfrentamientos y conflictos de intereses que afectan a la mayoría poblacional.
Las clasificaciones de público y privado parecen ser obsoletas al enfrentarnos a entes como lo son las redes sociales, pues por un lado son simples compañías con capitales enormes, pero a la vez, su influencia y capacidad de influir en la sociedad las separan de las empresas promedio. Es decir, las redes sociales han suplantado y rivalizado con el Estado en temas tan íntimos como el derecho a la información, pero a su vez no se encuentran limitadas ni se les exige de la misma manera que se haría con un ente cien por ciento público.
Evidentemente, vemos como el capital privado ha secuestrado, al menos de forma práctica, un derecho humano, y eso es tan preocupante como pensar que el día de mañana las cárceles, policías, escuelas y hasta el ejército serán privados, respondiendo a intereses que no empatan con el bienestar social.
Extremo ¿no? Pues se vive con las redes sociales, el hecho de que estas empresas censuren al Estado y que la gente lo aplauda, es increíblemente riesgoso, pues quizá en algunas ocasiones, los intereses de las redes han empatado con los de una mayoría relativa de la gente, pero recordemos que la naturaleza de una empresa es el lucro, el dinero, y es el Estado el único ente que existe con la única finalidad de garantizar nuestros derechos y no permitir que los entes privados nos esclavicen, tal como ha sucedido en épocas pasadas, y como sucede actualmente con el denominado “outsourcing”, mismo que es una práctica semi esclavista y apoyada únicamente por las grandes empresas.
Las redes sociales deben ser reguladas y deben tener responsabilidades mayores a las de las empresas convencionales, pues se han simbiotizado con el ámbito privado y social, tenerlas consideradas como simples empresas cuando no corresponde a la realidad es en extremo peligroso.
Recordemos que, es el Estado el que siempre debe prevalecer sobre cualquier empresa, pues a pesar de la corrupción, malas prácticas y autoritarismo, su génesis es ese, la protección de los derechos de todos, mientras las empresas se manejan por intereses cien por ciento ajenos a dichas preocupaciones.
Afortunadamente, gobiernos como el nuestro y el del vecino del norte se han dado cuenta de esto, por lo cual se han tomado cartas en el asunto; por ejemplo; la demanda del Gobierno de los Estados Unidos contra Google por prácticas monopólicas, o los discursos de seguridad nacional emitidos por el Gobierno de México.
Las redes sociales no son malas, deben existir, sin embargo, no pueden escapar de las estructuras jurídicas, sociales y reales que nos rigen.
A mi parecer, se viene un deja vú, en el cual el Estado combatirá y prevalecerá sobre los intereses de unas cuantas personas, tal y como lo hizo el siglo pasado, al desmontar el monopolio de John D Rockefeller, enhorabuena.
Sin embargo, tema es en extremo complejo, no tiene soluciones simples o unidireccionales, lo cual es paradójico, ya que, al convertirse las redes sociales en una quimera, probablemente lo único que solucione el actual problema sea eso, otra quimera, ahora realizada por el Estado.