Alguna vez te has preguntado, ¿cómo funcionan las concesiones? Quizá debamos ir por partes, ¿sabes lo que es una concesión? El día de hoy en Zontani, te queremos platicar cómo hay empresas que celebran contratos con el gobierno y por qué en el sexenio de Andrés Manuel, ha resultado un negocio tan lucrativo para el séquito de empresarios cercanos al mandatario.
Vamos desde el comienzo: una concesión es un contrato a través del cual, se da la exclusividad para explotar un canal comercial. A mayor ahondamiento, una concesión con el gobierno, surge cuando resulta de mayor beneficio para la administración pública, contratar a algún particular para realice obras, construcciones o incluso que provea medicamentos, comida, consultoría, etcétera, la lista es infinita. Los contratos administrativos son un poco más complejos que los contratos civiles o mercantiles con los que de seguro, estás familiarizado, en un contrato administrativo, te adhieres a los términos y condiciones que te impone el gobierno, no hay espacio para la negociación, por ello, se elige al mejor postor, en este caso, a quien reúna ciertas condiciones y además, compatibilice con esos términos y condiciones.
Entonces, seguramente estás pensando “no ha de ser una labor fácil elegir a ese mejor postor” y teóricamente, tendrías razón. Existen tres formas a través de las cuales el gobierno encuentra a ese pretendiente predilecto:
a) Licitación Pública;
b) Adjudicación Directa
c) Invitación de 3 o más personas.
Según la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del sector público, específicamente en su artículo 26, la regla general para contratar, será a través de licitaciones públicas, esta máxima tiene una razón de ser: si licitamos, los participantes competirán por demostrar que son el mejor postor, ¿cómo? Pues, esa Ley de Arrendamientos, así como el artículo 134 de la Constitución Federal, establecen ciertos principios bajo los cuales deben ser manejados los recursos federales: eficacia, eficiencia, honradez, es decir, cosas imaginarias o como le gusta decir a los filósofos de la mente qualias.
Además, de deber regirse por esos principios, los elementos que se ponderan para determinar qué propuesta es la mejor, son: precio, calidad, financiamiento, oportunidad y demás circunstancias pertinentes (nadie sabe a ciencia cierta en qué consiste este último).
Si parece tan riguroso el proceso para seleccionar a quien tendrá la concesión, ¿por qué se desplomó la línea 12 del metro de la Ciudad de México?, ¿por qué las carreteras en México son tan peligrosas?, ¿a qué se debe que el servicio de basura sea bueno o malo? Pues te paso el chisme: estos principios y estos criterios se cumplen en apariencia, existe mucha manipulación de precios, de tal forma que parte de esos recursos federales, además de servir para la contratación, sean una casa de campo para el funcionario que licita, el negocio está en robar al gobierno, de los impuestos de nosotros los incautos que trabajamos (soné muy Nozick con mi odio a los impuestos que “también sirven para derechos sociales”) (esta es otra razón por la cual, jamás podremos salir del pacto fiscal que Sammy Boy hizo creer a los aún más incautos) (¿existe engaño entre idiotas?) Perdón, filosofo de más.
Si la licitación pública es la regla general, ¿qué tiene que pasar para poder hacer una adjudicación directa o una invitación de al menos 3 personas? Bien, pues, como buenos positivistas (o sea que nos apegamos a la ley de manera absoluta) también lo prevemos, los artículos 40 y 41 de la Ley de Adquisiciones en cita, palabras más o palabras menos dice:
“Artículo 40. A criterio de la dependencia, podrán optar por no licitar, siempre y cuando lo hagan con honradez, transparencia e imparcialidad (jaja) y lo funden y motiven”
¿Qué es fundar y motivar? Decir por qué y con base en qué, tan fácil como decir que se funda en los artículos 40 y 41 y el motivo, pues, lo veremos en el análisis cotorreado del siguiente artículo.
“Artículo 41. Podrán no hacer licitación cuando:
a) sea un proveedor exclusivo que no tenga símiles en el mercado;
b) Peligre el orden social;
c) Exista riesgo de provocar pérdidas;
d) Fines militares
Etc.”
No vale la pena que nos clavemos tanto con los diferentes supuestos, vean cuán interesante es el inciso c) “exista riesgo de provocar pérdidas”, imagínense la ecuación:
Tienen un tío en un Municipio o dependencia Estatal, consigues un buen contador, maquillas unos números (para justificar una crisi) de manera suculenta y encuentras la forma de repartir el queso, luego, necesitarás un abogado que te ayude a justificar la lógica jurídica del fallo (aquí me echan un grito, que me gusta el dinero) y listo, logramos hacer el negocio perfecto y sin consecuencias, sino, miren a mi tío Marcelo Ebrad, se mochó con mi tío Carlos Slim (quien ha hecho su dinero de formas muy curiosas) y como quiera es aspirante a presidente de México.
¿Ya ven? México está hecho para que nos hagamos ricos todos (siempre y cuando actuemos a la inversa de los principios constitucionales) y mejor aún, ¡para que no haya consecuencias! Solo necesitas una fórmula secreta (que no es tan secreta, ya se las revelé arriba), es como si los negocios con gobierno fuera Peter Pan y nosotros los niños perdidos, solo necesitamos: fe, magia y polvo de hadas.
Por eso quienes dicen que AMLO está pendejito, ¿en serio está tan pendejito? Miren que mis primos de Animal Político dicen que en 2020 el gran Andrés Manuelovich destinó 43% de los recursos a adjudicaciones directas, mi natural optimismo me hace pensar: “fantástico, cada vez encontramos más empresas especializadas o evitamos crisis económicas” ¿qué piensan ustedes? Yo por lo pronto, ya ando buscando un padrino en gobierno para ejecutar la fórmula secreta, la voy a bautizar bajo mi nombre, la …