En la era actual, las plataformas de streaming han aumentado su popularidad entre las masas de forma tremenda. La mayoría de los usuarios con acceso a internet hacen uso de esta nueva tecnología que permite el mirar, desde donde sea y cuando sea, cualquier tipo de contenido online, ya sean películas, videos, series de televisión, documentales, entre otros.
Uno de los servicios de streaming más utilizados actualmente es la plataforma americana Netflix, donde se puede encontrar cualquier tipo de títulos, de distintos géneros y categorías. En este último año alcanzó los 200 millones de suscriptores a nivel mundial.
Es sencillo explicar la razón de su éxito, pues, Netflix siempre está al día, jamás deja de haber nuevo contenido y de hecho, muchos de sus programas han logrado crear tendencias que causan cierta influencia sobre los consumidores, desde que se genera una adicción por parte de los usuarios para estar al día con las series y películas, hasta un impacto en la vida diaria y real de los mismos.
El algoritmo de la plataforma, le despliega al consumidor una lista de opciones basadas en los gustos y tendencias de este, mostrando la oferta más apropiada para cada quien y así seguir alimentando está adicción, conocida como el binge watching, que no deja despegarnos de la pantalla hasta haber terminado aquella serie o película.
Sin embargo, como mencioné en párrafos anteriores, esta influencia sobre los usuarios está llegando a tener un efecto en la vida real. De hecho, un documental, mismo que fue estrenado en Netflix, plantea dos vertientes, el como el morbo de la gente por ver cierto contenido, es un atenuante para que se lleven a cabo hechos o acciones, porque aunque a los espectadores les moleste lo que están viendo, es esa misma la razón por la que se mantienen ahí; y por otro lado, se puede exponer la teoría de que alguna clase de material mediático puede llegar a ser un ejemplo que desencadena emociones y patrones en usuarios.
¿A qué me refiero con esto? A que lo que se está presentando en la pantalla y que está al alcance de cualquiera, no tiene límites y que personas con algún padecimiento mental puedan verse afectadas por esto, llevándolos a cometer actos que los pongan en peligro o que arriesguen a terceros.
Por ejemplo, la serie 13 reasons why, lleva a cabo una historia un poco turbia y pesada, que no es apta para cualquier espectador. Los temas que trata, las escenas que contiene pueden ser detonantes para alguien que no se encuentre mentalmente estable.
Igualmente, en este último año han tenido un auge los documentales de asesinos seriales, Netflix creó una tendencia, puso de moda este contenido entre los usuarios y en menos de medio año la plataforma ya estaba repleta de esta clase de historias ¿a qué se debe esta fascinación? ¿Puede llegar a ser peligrosa? Pues sí podría representar cierto peligro ya que los espectadores llegan a un grado en el que glorifican a estos individuos. Lo mismo sucede con las series de narcotraficantes y criminales, en las que la imagen del narco es idealizada y no plasmada como lo que es, un delincuente.
Y volvemos al punto que trataba de explicar anteriormente, estas tendencias de contenido influyen sobre los espectadores, y puede que en algunos casos no vaya más allá de un simple interés por conocer o una idealización, más, con el alcance de estas plataformas y la facilidad que cualquier ser humano tiene de utilizarlas, nunca se sabe en frente de quien se despliega este contenido, que tanto pueda manipular a una persona y que efectos pueda producir.
En este caso, me centré en el uso de Netflix, puesto que es uno de los ejemplos donde más se puede demostrar la creación de tendencias y la manipulación digital, no obstante, esto sucede en demás servicios de streaming online, como Youtube, el cual tiene aún más usuarios ligados a su plataforma.
No trato de satanizar el uso de estos servicios, en la actualidad es casi imposible no ser parte de ello, sin embargo, sí debe haber una conciencia mayor sobre el contenido que se presenta y que tan fácil es el acceder al mismo.